Para informar no es preciso reunirse, para decidir, consultar o contrastar puntos de vista, sí. Es decir, un aspecto crucial en el desempeño de los integradores sociales es la confidencialidad de los datos y de las informaciones de todo tipo. Se trata de un principio de ética profesional que hay que cuidar extremadamente, tanto la información interna como en la que se proyecta fuera del equipo.
Debemos de hacer un seguimiento basado en la observación sistemática, aportando información objetiva y contrastarla sobre determinados indicadores para poder valorar la evolución en cada caso.
Para obtener mejores niveles de calidad es necesario que utilicemos diferentes situaciones y agentes en la evolución.
Consideramos su grado de satisfacción y lo contrastamos con los objetivos marcados con el equipo. Contando con los datos de la autoevaluación, podemos hacernos una idea bastante ajustada sobre los resultados de nuestro trabajo y obtener datos para reflexionar con qué objetivo y en qué sentido podemos mejorarlo de manera objetiva sin olvidar el marco institucional y los condicionantes que supone trabajar en instituciones públicas.
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